En este día 24 y 25 diciembre todos se preparan para una acogedora y fructífera cena y convivencia con sus familias y amigos. Dependiendo del contexto son las costumbres, pero la mayoría se rige por un mismo objetivo: estar acompañado de los seres queridos.
Incluso actualmente no sólo se trata de una tradición basada en la religión o fé, se ha convertido entre los no creyentes o ateos también en una costumbre. Esta postura puede ser muy criticada, pues por una lado se vuelve en una situación consumista y por otro en el afán de reunir a la familia, el pretexto perfecto para estar con los «tuyos». Así que más allá de la religión y lo que impliquen las religiones como la católica, cristiana u otras, ya es una tradición general.
A veces la cabeza es el padre o madre, aquel señor o señora ya de la tercera edad que posee la fe y le gusta reunir a su familia, dentro de esa misma puede que no todos persigan el carácter religioso de la Navidad, pero se comprende el acto de celebrar y la gente se une.
El año 2018 ha estado marcado por tropiezos en la vida social, económica, política y en todos los rubros. La vida de los mexicanos pretende dar un vuelco, en este año como todos se han perdido muchas vidas, pero conforme pasan los años y uno percibe la realidad, la fuerza, análisis, resiliencia y reflexión crecen.
La inseguridad y violencia es muy comentada en la República Mexicana y los índices de homicidios, feminicidios y actos delictivos aumentaron a partir de la gestión del expresidente tricolor, Enrique Peña Nieto, ya que dejó con mayores tasas dichos males. Asimismo, en este 2018 se fue un presidente desgastado y arribó uno nuevo con gran poder político, una carga enorme del país y generando mucha polémica.
Casualidad y no causalidad
La Navidad del 2018 estuvo marcada históricamente por la muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso, pocos días de haber tomado el poder en Puebla, y el deceso del exgobernador y senador Rafael Moreno Valle.
Las fuerzas políticas arderán de forma metafóricamente, o no se sabe si de forma literal. Las habladurías estarán a la orden del día, así como los rumores, la fuerte división entre los que ya sugieren un atentado armado por Morena, otros ante la posibilidad de su fingida muerte por intereses personales y políticos o bien, la veracidad de alguna falla mecánica ante la caída del helicóptero en el que viajaban ambos servidores públicos. Habrá una intensa duda entre la casualidad y causalidad.
A México le esperan grandes cambios, de hecho, el país ya está siendo parte de ellos. Aún así es precipitado afirmar un camino muy negro o muy blanco, las especulaciones y las duras críticas no se pueden evitar, pero es recomendable disminuir el nivel de los ataques verbales.
En un 24 de diciembre como ayer es doblemente impactante la muerte de los mencionados políticos, a pocos días de que finalice el año y una nochebuena nostálgica y con tintes misteriosos el consciente colectivo realiza un recuento de daños y una profunda reflexión.
Aún así, cabe destacar que este año que han muerto personas por enfermedades, accidentes, asesinatos u otra razón, las familias refuerzan su recuerdo en presentes fechas. Al final, unas muertes son más notorias que otras, unas son escondidas, pero todas son representativas, importantes y graves.
El panorama se torna difícil, pero no es tan gris como parece, pues de repente todo es cuestión de perspectivas y se vuelve muy relativo, aún así hay que tratar de ser imparcial, no caer en tantas provocaciones sin hacer acusaciones falsas, y en los núcleos familiares incrementar la capacidad de resiliencia para soportar la perdida de familiares que ya no se encuentra en esta Navidad.